EMPLEADA DOMÉSTICA - SEXO FORZADO
Empecemos por decir que soy un hombre de 45 años bien cumplidos, un hombre maduro, pero me mantengo en forma, y en lo referente a la sexualidad, pues todo funciona muy bien la verdad. Mi esposa me complace en la cama siempre que encontramos oportunidad, las cuales no son muchas por las obligaciones diarias, los hijos adolescentes y todos esos enredos de la vida diaria. Esto último me ha llevado a fantasear con otras mujeres, y más a menudo de lo que me gustaría confesar, visito sitios de pornografía para un trabajito manual, que tampoco está mal, pero no es lo mismo que tener sexo con una mujer de carne y hueso.
En este escenario entra Rosa, nuestra doméstica. Rosa es una mujer joven, iniciando en sus treintas, tímida en apariencia. Su piel es algo morena, no mucho, pero lo suficiente para darle un color caramelo. Tiene el cabello negro, ondulado, ojos café oscuro y su cara es algo redonda, con unos labios carnosos, de estatura baja y siempre se viste con unas blusas muy bonitas, blue jeans algo flojos, algo coqueta, huele a perfume. Parece que tiene un bonito trasero, y sus pechos son medianos. Les puedo decir que sus caderas son algo anchas.
En mi mente siempre he tratado de adivinar cómo será su cuerpo en realidad, pues por la ropa flojita no es muy evidente cuál es su figura, pero se mira interesante. De Rosa siempre me intrigaban sus pies, pues siempre usa unas medias de colores a rayas, y no tenía la menor pista de cómo serían sus pies. Con esto me he dado cuenta que tengo ese fetiche, y una vez me metí en problemas por mirar los pies de una chica del trabajo, pero ya contaré esa historia en otro momento. Siempre me han llamado la atención los pies de las mujeres, pues tengo la teoría que si se cuidan bien los pies y los tienen bonitos, son mujeres delicadas y aseadas, pero eso es solo mi opinión.
Un día, Rosa se encontraba limpiando una de las duchas de la casa, y para esto se había arremangado los pantalones hasta la pantorrilla, y estaba descalza!, casualmente tuve que entrar a esa pieza de la casa, y logré dar un vistazo sus pies!. Eran pequeños, bonitos, cuidados, morenos y tenía las uñas pintadas de rojo. Nada mal la verdad. Esto me dio buena impresión, y me intrigó más aún por su cuerpo.
Mi esposa y yo trabajamos desde la casa, por lo que nunca estoy solo en casa. Resulta que por esas cosas de la vida, me he quedado solo en casa por 3 días, debido a un paseo familiar de vacaciones al que yo no podía asistir por culpa del trabajo, y al que mi esposa e hijos se fueron sin mí. Esto no me hacía nada de gracia, pero trabajo es trabajo. Dado que eran 3 días laborables, Rosa tenía que llegar normalmente a la casa a hacer sus tareas diarias. El primer día, Rosa llegó a la hora de costumbre, y le abrí la puerta como siempre. Ese día todo transcurrió con normalidad hasta que en la tarde, súbitamente caí en la cuenta que Rosa y yo estábamos solos...solos en la casa. Sentí algo así como una sensación de susto y excitación a la vez, no sé por qué. Traté de sacarme eso de la cabeza en la noche, mientras miraba unos videos porno y me masturbaba para calmarme un poco antes de dormir.
Al segundo día, cuando llegó Rosa, me quede en la cocina desayunando y empecé a conversar con ella, cosa que hacía ocasionalmente. Pude notar como ella demoraba sus tareas para seguir conversando más conmigo, e incluso iba y venía de un lado a otro organizando cosas en la cocina, pero seguíamos con la conversación de temas variados. Yo terminé de desayunar y fui a dejar mi taza y plato al lavabo, el cual tenía unas puertas que estaban abiertas. Cuando me acerqué al lavabo, Rosa con un movimiento rápido de su mano quiso cerrar una de las puertas y me rozo mi pijama en la zona del pene, a lo cual se disculpó sin mucha preocupación. Eso hizo que me excitara un poco la verdad, nada bueno para bajar la calentura de sentirme solo con ella en la casa, con la posibilidad de hacer cualquier cosa. Trate de disimular el calentón que tenía, subí al segundo piso de la casa y me fui a duchar. No sé por qué, pero deje la puerta de la habitación de baño entreabierta, talvez con la idea que Rosa entrara por su cuenta, una idea loca.
Al salir de la ducha, fui a buscar mi ropa. Yo estaba completamente desnudo en el vestidor, inclinado terminando de secarme los pies, súbitamente sentí una presencia detrás mío, era Rosa que había entrado a dejar paños limpios. Ella se me quedó mirando un momento sin soltar los paños y salió del vestidor, murmurando una disculpa o algo así. Terminé de vestirme, y bajé a la cocina por un té caliente, como excusa para ver qué cara hacía Rosa, que estaba como si nada terminando de organizar la cocina. En fin, el asunto quedó así ese día, pero si noté que Rosa se puso muy simpática y conversadora (más de lo normal), y yo estaba algo apenado por el encuentro en el vestidor. Ese día Rosa se fue al terminar sus labores, pues siempre salía puntual a cuidar a su hija pequeña y su esposo.
Esa noche me costó dormir un poco, esperando la hora de la mañana en que Rosa llegaba. Finalmente Rosa llegó y aproveche como el día anterior para desayunar mientras conversaba con ella, que seguía muy conversadora. Llegó el momento de subir a la ducha, y al igual que el día anterior dejé la puerta entreabierta. Estaba muy tranquilo tomando una ducha caliente, cuando pude notar que Rosa había entrado y estaba mirándome mientras me bañaba. Ella me miraba muy divertida y al darse cuenta que noté su presencia se fue. Eso ya no era un accidente. Salí del baño y Rosa ya no estaba, me vestí rápidamente y bajé a la cocina. Rosa estaba lavando los platos del desayuno, sabía que yo estaba ahí. Me acerqué lentamente por detrás y le puse una mano suavemente en la cadera, para ver su
reacción. Miró de medio lado y estaba sonrojada, entonces puse mi otra mano en un hombro, ella giró rápidamente y me abrazó. Como yo soy alto y ella pequeña, su cabeza quedó a la altura de mi pecho, olía un perfume barato, pero rico.
EMPLEADA DOMÉSTICA - SEXO FORZADO
Reviewed by Anónimo
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julio 29, 2016
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