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MALENA, UNA MUJER DE FUEGO - CAPÍTULO II



Después de misa, mi padre y yo caminamos hacia la plaza del pueblo, mi hermana se retrasó en la iglesia. De lejos vi a mi hermana conversando con el Padre Miguel. El hipócrita le había preguntado a mi hermana porque no fui a comulgar.

Esa noche dormí pensando en el Padre Miguel, estaba más apuesto que antes, noté como se sorprendió de verme toda una mujer, me veía mientras daba su sermón, nosotros estábamos en la segunda fila y me podía ver bien… estaba cansada, caí en un letargo y me quede dormida pensando en cómo le haría pagar lo que me hizo.

El Padre Miguel estaba encima de mí desnudo y yo con las piernas en el aire gemía y gritaba de placer. Me desperté mojada en sudor.
Los gemidos seguían, venían del cuarto contiguo. La que estaba teniendo sexo y gimiendo era mi hermana con su amante. Su esposo estaba fuera de la ciudad comprando ganado.
Me puse a pensar de nuevo en el Padre Miguel y como me podría vengar de lo que me hizo. No quería irme del pueblo sin demostrarle que siempre fui una mujer y no una niña tonta como él me llamó.

Decidí ir a confesarme y provocarlo, ahora no me podía hacer lo que me hizo. Me vestí con
minifalda y un escote mostrando mis protuberantes senos. Me parecía que el Padre Miguel me veía los senos desde la malla del confesionario, me abrí un botón más.
Padre Miguel: Ave María Purísima
Malena: Sin Pecado Concebida.
Padre Miguel: Cuéntame tu pecado
Malena; Me gusta demasiado el sexo, no puedo controlarme.
Padre Miguel: Humm ajjum. Explícate
Malena: Me fui a la capital y al terminar la secundaria, comencé a salir con un chico guapo que fue mi novio por casi un año. Viví con mi tía solterona y ella permitía que mi novio me visitara en la casa. Mi novio y yo nos quedábamos en la sala, mientras mi tía veía su novela en su cuarto.
Mi novio era tímido y apenas me tocaba y me besaba despacio, yo era la que le besaba con
lengua y me pegaba a su lado en el sofá, solo me agarraba la cintura, yo le ponía su mano en mi seno y él se ponía rojo. Le di permiso para que me agarrara mis piernas, pero con las justas me las tocaba sobre la falda.
Tenía 16 años y mi cuerpo era de mujer adulta, voluptuosa. Eso es lo que me decían los
hombres en la calle, me hacían poner roja de vergüenza. A todos les parecía bonito mi cuerpo inclusive a los hombres casados y maduros, yo se lo ponía a disposición de mi noviecito pero él no me hacía sentir como yo quería.
Padre Miguel: Que querías sentir?
Malena: Lo que sentían mis amigas que tenían sexo con sus novios, me contaban cosas que nunca pensé existían.
Padre Miguel: A que te refieres
Malena: Al sexo Oral. En la escuela y en todo sitio nos decían que eso era una perversión y obra del demonio, mis amigas decían que es rico y yo también presentía que sí, sí solo con tocarme sentía rico, más rico sentiría si mi novio me besara ahí..
Padre Miguel: Si es cierto eso es una perversión maligna y un pecado. Continúa pecadora.
Malena: Mi novio me llevaba al cine pero yo quería que me bese como a otras chicas lo hacían sus novios que no veían la película pero el mío era un tímido y bien educado.
Íbamos a cumplir un año y no teníamos sexo, yo quería tenerlo, mi cuerpo me lo pedía. Los
hombres en la calle y en todo sitio me desnudaban con la mirada y me gustaba. En las noches me masturbaba con una sábana de seda viendo una revista que una compañera de clases me presto.
Un día mi tía salió de viaje en una emergencia y me quede sola en la casa. Llame a mi novio, nunca habíamos estado solos completamente como en esa ocasión. Le dije que trajera una botella de tequila para darnos valor. Ese día iba a perder mi virginidad.
Lo esperaba con una blusa escotada y una minifalda alta. Tocó el timbre, abrí la puerta, lo jale hacia mí, cerré la puerta y lo bese como nunca, el tímido apenas respondía. Me serví un vaso de tequila y me lo tome de golpe, nunca había bebido licor antes, me puse cachonda como una gata en celo, lo empuje al mueble, me senté encima de él y le puse su mano en mis nalgas mientras me besaba, apenas comenzaba a ponérsela dura.
Me pare y le dije que me iba a poner más cómoda. Fui a mi habitación, me saque el brassiere desabotoné mi blusa y volví con él. Se quedó con los ojos abiertos al ver mis senos turgentes y bien formados. Solo las miraba atónito, me acerqué a él y le puse sus dos manos en mis senos, le pedí que me acariciara y que me las besara.
El comenzó a besármelas y chuparlas de una manera agitada, un poco fuerte pero me gustaba, ya tenía mi calzón mojado, le pedí que se calmara un poco porque me las estaba mordiendo. Me saqué el calzón, le desabroché la correa y le baje su bóxer. Su miembro no era como en las fotos o videos que me mostraron mis amigas, era mucho más pequeña pero bien erecta. Me eche de espaldas y encogí mis piernas para recibirlo.
Me pasó lo que a ninguna mujer debe pasarle, solo de verme con las piernas arriba y tratar de meterla se vino como un toro que me mancho toda, fue un espectáculo horrible, tuve que ir a la regadera a limpiarme su suciedad y quitarme la calentura.
Padre Miguel: Eso te pasa por ser como eres, tuviste tu castigo
Malena: Que castigo, nunca más lo volví ver, espere casi un año para ese momento.
Padre: Arrepiéntete de ser pecadora, reza, vuelve a aprender si lo has olvidado.
Malena: Lo hare Padre.
Padre Miguel: Como fue tu primera vez? Como caíste en pecado?
Malena: Arrivederci Padre Miguel.
Caminé fuera de la iglesia con una sonrisa en los labios, mi venganza estaba hecha……….

Aquí puedes leer el Capítulo I
MALENA, UNA MUJER DE FUEGO - CAPÍTULO II MALENA, UNA MUJER DE FUEGO - CAPÍTULO II Reviewed by Anónimo on agosto 01, 2016 Rating: 5

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