Malena - CAPÍTULO X
Sexo En Todo Sitio
El
Padre Miguel me hizo buscar de nuevo, citándome en la iglesia.
Padre Miguel: Termina tu relato.
Malena: Me fui a vivir con Juan Manuel y fueron los días más felices de
mi vida, nos amamos,
ambos
nos complacíamos sexualmente, nunca quedamos insatisfechos.
Salíamos
a la calle mostrando nuestra felicidad como dos locos enamorados, sonriendo,
mostrando
a la gente nuestra felicidad. Él es tan tierno, me abre la puerta de su coche,
me pone
la
silla para que me siente, me trae flores, me dice a cada instante que me ama.
Nos comemos a
besos
cada vez que nos encontramos. Quiero pasar el resto de mi vida con él.
Padre Miguel: Ese infeliz solo quiere tu cuerpo, como si quisiera el cuerpo de
una ramera eso es
lo
que eres para él, ilusa. Eres así porque tú tienes fuego ahí abajo, Satanás te
dio ese cuerpo que
atrae
todas las miradas, para tentar a todos los hombres que te vean, eres capaz de
tentarme a
mí
mismo si tú quisieras, pero yo soy fuerte.
Malena: Dios me perdone, mejor dejo de confesarme.
Padre Miguel: No, no, continúa, continúa. Que más te hizo ese pobre diablo.
Juan
Manuel es mayor que yo en 10 años, pero es más travieso, juguetón, nunca se
enoja,
siempre
está sonriendo y le gusta todo lo que yo quiero. Ir a un pueblo con playa por
un fin de
semana
largo era lo máximo en diversión. En las noches todo era fiesta, nos íbamos a
bailar a
una
discoteca o emborracharnos, cantando Karaoke, pero siempre terminábamos
haciendo el
amor toda la noche.
Una
vez, amanecimos desnudos, yo abrazada a él. La brisa de la playa entrando por
el balcón
abierto
del cuarto del hotel me despertó. El cuarto todavía olía a sexo, a su olor, al
mío más que
todo.
Me
levanté me puse una sudadera y salí a correr por la playa mientras él dormía
plácidamente.
Volví
al cuarto y me saque la sudadera para bañarme, Juan Manuel seguía durmiendo,
pero
tenía
el miembro completamente erecto. Me acerque a él, y me lo metí a mi boca, me
encanta
chuparle,
gozo al hacerlo. Juan Manuel se despertó.
Juan
Manuel: Oh que rico, aoooo, Mamacita, me estás haciendo viajar a otro mundo,
aauuu,
aauuyyyyyy
que ricooooooo. Ver esa carita hermosa chupando mi pene. Esssss loooo
maximmmo.
Aaahgggg, te amo, te amo, mi amorrooorrrr.
Se
lo seguí chupando, mi lengua jugando con la punta de su pene, le hacía
convulsionar el
cuerpo.
Yo me raspaba mi vulva en su pierna, sintiendo el calor de su piel. Cuando
notaba que
él
se estaba por venir, dejaba de chuparle por un momento y le lamia los
testículos, mi deseo es
venirme
con él al mismo tiempo y hacerme durar estos momentos tan ricos que solo
consigues
cuando
haces el amor. Me frotaba el clítoris con mis dedos y estaba entrando a un
orgasmo. Se
lo
chupe más rico que nunca, ese pene era mío y me lo quería comer. Descansaba un
segundo
solo
para decir: Que rica verga tienes mi amor, mira como me la como.
Juan
Manuel: Me estas sacando todo, ohhoo, aahhh.
Sacudió
su cuerpo como si le estuviera dando un ataque de epilepsia. Nos vinimos los
dos al
mismo
tiempo, mi pecho quería gritar de placer, pero su tremendo miembro en mi boca
me lo
impedía,
solo gemía mientras el disparaba su semen a mi garganta. Nunca en mi vida
hubiera
imaginado
poder tragar semen, me daba asco, pero este era de Juan Manuel, de mi amor, me
lo
tome
con gusto. Fue la primera vez que lo hacíamos sin condón. Me eche extenuada en
la cama
y
nos besamos.
Juan
Manuel: waooo, waoooo., que rico. Gracias mi amor, te juro que nunca, jamás
nadie me
hizo
tan rico como tú.
Malena: Vamos a la regadera mi amor.
Nos
bañamos juntos y fuimos a tomar desayuno y a pasear por el pueblo tomados de la
mano.
Padre Miguel: Malnacido, Sabía que te iba a llevar a una vida desenfrenada de
alcohol, lujuria y
sabe
Dios qué otras porquerías por la cual llegaras al infierno. Valiente fichita
resulto ser tu
noviecito.
Malena: Eso es de vez en cuando Padre, él es un hombre trabajador.
Padre Miguel: Es un pobre diablo que no te ama, te lo dije. Un hombre
consiente jamás tendría
sexo
sin condón, porque está poniendo en riesgo tu vida. ¿Cómo sabes si este
pervertido no
tuvo
sexo antes que tú con una mujer que tiene Sida? ¿Te das cuenta del peligro que
corres,
mujer
calenturienta?
Malena: Padre el me ama, le hicieron examenes y está más sano que un
semental.
Padre Miguel: Desgraciado. Continua.
Malena: El mayor tiempo estoy en la Universidad y en mi poco tiempo
libre todo lo que quiero
es
estar con él, ver una película abrazada por él, Lo amo tanto que le acaricio
como a un bebe
cuando
está durmiendo.
Aprendí
a cocinar por él, para hacerlo feliz, ya que le gusta comer rico. Un día le
mande un
texto
al trabajo: “Amor te estoy haciendo tu pastel favorito, te apuras estoy casi
desnuda” Me
responde:
“Mamacita, yo no aguanto por hacerte mía, llego en 20 minutos, te amo, te amo más
que
nunca” Estaba decorando el pastel, estaba esperándolo con un vestido corto sexy
y me lo
protegía
con un mandil de cocina. Juan Manuel ya estaba por llegar y se me ocurrió algo
para
excitarlo.
Fui
a ponerme el perfume que lo volvía loco, porque ya llegaba. Me saque el
vestido, el
brassiere
y el calzón, solo me quede con el mandil y me puse unos tacos más altos. Me
miré en
el
espejo y de frente se veían mis hombros desnudos y gran parte de mis senos.
Abajo parecía
una
minifalda alta. Atrás se me veía toda la espalda y las nalgas, mis piernas se
veían divinas
con
los tacones altos rojos del mismo color que el mandil. Estaba en la mesa de la
cocina
poniéndole
crema chantilly al pastel, cuando Juan Manuel entro a la cocina. Se me acerco
con
los
ojos abiertos y me abrazó :
Juan
Manuel: Chiquitita, que linda te ves con ese mandil rojo, estas sexy.
Malena: Espérate un minuto amorcito, déjame limpiarme las manos. Me
limpiaba las manos y
con
el movimiento mis senos se movían queriendo se salir del mandil el los miraba
mordiéndose
los labios. Me puse crema en dos dedos y se los metí a su boca y me los chupo
rico.
Me volteé para apagar el horno y el dejo escapar un suspiro y grito al mismo
tiempo.
Juan
Manuel: Dios mío! Que tales nalgas, que piernas para más ricas. Ya no pudo
contenerse y
me
abrazo por detrás. Sentí su miembro erecto en mis nalgas.
Me
puse crema al cuello y el comenzó a chupármelo, puse crema en mis pezones, mis
muslos y
cerca
de mi vagina. Me besó la espalda desde el cuello hasta los pies, se paró, me
saco el mandil
y
se comió la crema chantilly de una de mis tetas y me arranco un suspiro,
después en la otra,
chupaba
mis pezones, me gustaba tanto que yo le ponía más crema, se comió la crema de
mi barriga, de mis muslos y de mi vagina, yo chorreaba por mis muslos. Quería
chupárselo con
crema,
pero no me dejó, me agarró con sus manos fuertes y me volteó, yo mirando hacia
la
ventana
de la cocina y el detrás mío, me jalo las nalgas hacia él, yo estaba arqueada
apoyándome
en el lavamanos. Sentir su miembro erecto en mis nalgas desnudas me perturbaba,
lo
acariciaba sensualmente con mis nalgas. Juan Manuel jugaba con su pene dándome
golpecitos
en las nalgas y rozándome el clítoris. Yo no pude soportar más esa tortura y le
grite:
No
me hagas nada, solo méteme tu VERGA!!!!!!!!Cógeme mi amor, no resisto esta
tortura!!!.
Yo
lo esperaba con los ojos entreabiertos, de un momento a otro, me lo metió todo
de un solo
movimiento,
me hizo abrir los ojos y la boca todo lo que se podía. Me dejo sin aire y lance
un
gemido:
Auuuuoooo.oo. Que rico mi amor, me estas partiendo en dos, te lo juro mi
amor.aay,ayyyy,
que rico, dame más fuerte más te ruego.
Cada
vez que me lo sacaba y me lo volvía a meter, sentía que su pene atravesaba todo
mi
cuerpo,
yo quería más, empujaba con mis nalgas para atrás para recibirlo todo, me movía
todo
lo
que podía para complacerlo. Aprendí a morderle el pene, se lo hacía y él lo
notaba.
Juan
Manuel: Que rico, chiquita, mamita, me gusta cuando tu cosita me lo muerde,
aughhhhh,
ay
que ricas nalgas, que cosita tan rica, chiquita linda.
Los
dos nos movíamos como locos, el metiéndome su falo y yo en mi mente
acariciándolo con
mi
clítoris y mis nalgas, estábamos pegados, los dos sudábamos.
Me
dio una palmada ligera en mi nalga y me causo placer, le dije que me diera otra
y mi mente
comenzó
a viajar hacia el clímax total, Malena: ,,,,,,,ahhhhh que rica verga tienes, me estas
matando,
méteme mas fuerte, que ricoooooo, que ricooo, me estoy comiendo tu vergaaaaa,
Ohoo,,.. huummmhummm. Oh my God, Oh my
God. Ohoooooo, me vengo me vengo,
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Termine con los ojos llenos de lágrimas de placer, él todavía me
daba
las ultimas embestidas después de venirse con bramidos.
Estiramos
nuestros cuerpos y él se cayó al piso. Tenía las piernas acalambradas, me tire
a su
lado
y nos reímos como dos locos echados en el piso de un manicomio. Los dos
estábamos
hechos
un desastre, despeinados y yo sin maquillaje. Nos paramos a cenar y después a
ver una
película
juntos como siempre.
Padre Miguel: Te ha poseído como si fueras un animal, no tienes vergüenza.
Malena: Tengo vergüenza de otra cosa peor.
Padre Miguel: Puede haber algo peor que eso?
Malena: Mi abuelo tenía un semental negro hermoso y lo cruzaba con una
yegua también
negra.
Mi prima y yo vimos un día cuando al caballo le creció su cosa, nos hizo
sonrojar.
Cuando
se subió encima da la yegua y la penetro, la yegua lanzo un relincho que
parecía de
placer.
Mi prima y yo nos excitamos al ver ese espectáculo. Mi prima me dijo que le
gustaría ser
la
yegua. Cuando hice el amor con Juan Manuel en la cocina, por un momento me
sentí esa
yegua,
¿es esto normal? Padre Miguel:. Padre Miguel…
No
contestaba el Padre Miguel, pero yo sentía su aliento agitado a través de la
malla del
confesionario,
después de una pausa contesto.
Padre Miguel: Mejor vete porque si no vamos a pecar todos. De todas maneras
creo haberlo
escuchado
todo. Que tendrías que añadir a tu festín de pecados?
Malena: No le he contado mis fantasías pero es mejor dejarlo así, ya no
volveré, muchas gracias
por
escucharme.
Padre Miguel: Te voy a escuchar una vez más Casquivana, ven mañana.
Malena: No me diga nombres por favor yo amo a un solo hombre.
Padre Miguel: Ven Mañana y hablaremos, todo esto fue mucho por un día, me
siento cansado.
Malena: Yo también, necesito ir a cambiarme.
Salí
de la iglesia pensativa, el Padre Miguel estaba raro, ¿y yo porque estaba
sumisa, dejándome
insultar?
Nunca debí comenzar esto, al comienzo lo hice para molestarlo, pero se
convirtió en
un
juego obsesivo donde yo al narrar mi historia sentía un desahogo, ¿pero abajo?
¿Mojándome?
Ya no quiero pensar más, mañana será la última vez que hable con el Padre
Miguel:
Malena una mujer de fuego - CAPÍTULO II, Malena una mujer de fuego - Capítulo I, y el CAPÍTULO 3

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