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PAGANDO DEUDAS - INFIDELIDAD




Mi esposo me había dejado el dinero que ese hombre vendría a recoger, lo que el no se imaginaba es que el cobraría probablemente algo mas.

El llegó al filo de media mañana, tocó el timbre y mi pulso se aceleró, al principio dudé pero la insistencia del timbre me hizo reaccionar y salí a abrir el portón, el solo me miró y me dijo que venía por el abono, le franquee el paso y el se dirigió a la sala, se sentó y me pidió agua, a lo cual acudí, cuando tomó el vaso me miró fijamente, como admirando lo que tenía al frente de el y que una vez fue suyo y seguramente pensaba tomar de nuevo.
De nuevo me ofreció un paquete, diciéndome, -para que se lo pruebe-, eso fue todo, yo dócil entré a la recámara a cambiarme, era una pequeña falda blanca de vuelo, muy corta que apenas cubría mis nalgas y una blusa ligera blanca, transparente, de tirantes, una vez calzada las prendas me vi al espejo y ví a una mujer sexy, muy incitante, por el espejo vi que se asomaba y se metió a la recámara, yo no me moví, mi pulso estaba acelerado, solo me quedé quieta hasta sentir sus manos en mi cadera mientras se me repegaba haciéndome sentir su dureza en mis nalgas, sus manos subieron por mis contornos hasta apoderarse de mis pechos, cerré los ojos, bajó los tirantes de la blusa y me desabrochó el brassier, mis senos saltaron libres en sus manos que los amasaron y apretujaron, una de sus manos bajó por mi frente y se apoderó de mi entrepierna sobre la falda y pantaletas, sobándome, tallando mi intimidad, un gemido escapó de mis labios signo de mi entrega nuevamente, pronto estaba boca abajo en la cama y el encima mío tallándose en mi cuerpo mientras sus manos recorrían mis pechos, mis piernas, mis caderas, mis nalgas y alzando levemente mis caderas, tallaba mi entrepierna.
Ahora estaba boca arriba mientras el me besaba la boca, cara y cuello, la blusa estaba a mi cintura enredada con la falda y una de sus manos hacía a un lado mi pequeña prenda íntima que me quedaba puesta en mi lugar hurgando con sus dedos, pronto sentí su verga que buscaba mi hendidura penetrándome fuertemente, mi cuerpo se agitaba ante sus embestidas, mientras me mordisqueaba mis pezones duros y tensos y mis pechos, erectos de excitación.

Un primer orgasmo fue el resultado de sus acometidas, aun no me reponía y ya estaba de nuevo agitando mis caderas buscando mas penetración, mientras me acometía empezó a decirme frases soeces, me decía que era una perrita caliente, una señora insatisfecha que el me llenaría, eso lo tomaba como un aliciente a mi excitación.
De pronto me dijo, -te gusta como te cojo putita?- yo solo gemía.
-Dime que te gusta perrita, que te gusta que te coja-, mientras me arremetía con fuerza y me apretaba los pechos, haciéndome enloquecer mas.

-Dímelo putita-, me arremetía.
-Sí, me gusta, sigue- fue mi respuesta ya perdida en el placer que me provocaba,
-Quieres mas verga, putita, dime, quieres mas verga?- me decía.
-Sí quiero mas, dame mas-, estaba irreconocible.
-Dime que no te basta una verga, que quieres otra-.
-Sí, las que quieras, solo dame mas-.

La máscara de mi entorpecido placer cayó ante esas preguntas cuando sentí la presencia de alguien mas, mi cara fue de asombro y espanto, ante nosotros otro hombre nos miraba con ojos lujuriosos mientras su mano se acariciaban sus partes, mi impulso fue empujarlo pero el notándolo me agarró de las dos manos por encima de mi cabeza mientras me decía, -tranquila perrita, solo te haremos gozar como lo estas pidiendo-.
-No, déjenme, salgan de aquí, mientras me revolvía y veía como este otro hombre se desnudaba, un grueso miembro apareció entre sus piernas, y mi vista no se pudo apartar de el.
Fueron segundos quizás, pero a mi me pareció mucho tiempo, pero pronto mis pechos eran de ese otro hombre, que me los besaba mientras sus manos vagaban por la parte de mi cuerpo libre del cuerpo del otro que me penetraba, una oleada de excitación me recorrió, me espantaba lo que me hacían pero ya no protestaba, pronto mi boca era ocupada por la verga de este último huésped, y ahí me encontraba, en esa recámara de mi casa, con un hombre penetrando mi intimidad y otro mi boca.

Fui una muñeca en manos de los dos, se alternaban para cogerme y acariciarme, dos orgasmos mas me recorrieron y ellos seguían gozando de mi cuerpo, me pusieron de lado y uno de ellos poniéndose frente a mí, alzando mi pierna derecha, me penetró nuevamente, apoderándose de mis pechos mientras el otro me besaba la espalda y bajaba a mis nalgas, besándolas y abriéndolas para besar mi culito, me lo ensalivó abundantemente y cuando sentí que su verga la posicionaba en la entrada de mi orificio posterior me revolví negándome.

-No, por ahí no, por favor-, me tenían entre los dos y no me dejaban moverme.
-No te preocupes, lo gozarás putita-, fue el único bálsamo a lo que sería la invasión a mi trasero, cuando sentí la punta entrar, apreté los labios, un grito escapó de mi boca al sentir la penetración total, que fue acallado por la boca del del frente, mi cuerpo se desmadejó totalmente permitiendo esa doble penetración, solo me dejé hacer, después de eso mi cuerpo reaccionó al insano placer prohibido que experimentaba, nunca en mi vida me había imaginado eso pero ahora mi cuerpo lo aceptaba y lo peor que lo disfrutaba, un cuarto orgasmo me sacudió dejándome exhausta, solo sus cuerpos se movían a su antojo, disfrutando de mis intimidades, yo ya solo los dejaba hacer, se hartaron de cogerme, sentí cuando el del frente se vino, resoplando y gimiendo fuertemente.

Ahora solo me penetraba el que estaba detrás mío, me acomodó boca abajo, y continuó haciéndome suya como un vulgar trapo que solo lo recibía, hasta que al fin se vino en mi trasero, se convulsionó dentro de mí, y sentí su espeso semen dentro de mi recto, este demoró encima mío disfrutando su venida.

Me quedé como ida, solo respirando agitada, y con la cabeza escondida entre las sábanas, como me vería ahí tirada en la cama, con la blusa y falda enrollada en mi cintura y mis pequeñas pataletas hechas a un lado de mis nalgas, toda embarrada de semen escurriendo por mis dos aguejros, los oí vestirse mientras murmuraban cosas como, -que rico culito tienes, eres una rica putita mamita, una pitita caliente y arrecha.

No decía nada, solo esperaba que se fueran, para parame, cuando se retiraron y oí la puerta cerrarse, me levanté, en el espejo del frente me ví, una puta bien hecha y bien cogida.

Me incorporé y me fui al baño a asearme, estaba satisfecha pero a la vez pensaba que era una locura lo que había pasado, me había dejado poseer por dos hombres y mi cuerpo solo se había excitado y lo había disfrutado.

No sé que pasaría ahora, pero pensaba en mi marido, y en como haría para zafarme de ellos ahora, era lógico que regresarían por mas de mi cuerpo, y lo peor era que yo los recibiría, pero y si ahora eran mas.
PAGANDO DEUDAS - INFIDELIDAD PAGANDO DEUDAS - INFIDELIDAD Reviewed by Anónimo on agosto 23, 2016 Rating: 5

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