📌MALENA, UNA MUJER DE FUEGO - CAPÍTULO III📌
Me remordió la conciencia por lo que había hecho a el Padre Miguel y decidí ir la siguiente vez a pedirle perdón. Quería terminar con esto que comenzó como una venganza pero parecía un juego erótico.
Nunca me imaginé que relatar mis cosas de sexo a un hombre pudiera ser tan excitante. Al
contar revivía el momento. Lo que también me atraía era el interés del Padre Miguel en
escucharme atentamente y atorándose a cada rato con los pasajes que le relataba.
Pasaron los días y llego el jueves de misa por la noche en el pueblo. Ya no estaba ansiosa por confesarme y pedir perdón, me excitaba poder seguir jugando. Fui a la iglesia con mi hermana, al terminar la misa me dirigí hacia el confesionario, mi hermana estaría ocupada esperándome afuera en el carro de su amante.
Padre Miguel: Ave María Purísima
Malena: Sin Pecado Concebida.
Padre Miguel: Cuéntame tu pecado
Malena: Pequé con mi segundo novio y me sentí frustrada………………….
Me quede callada por un momento recordando mi experiencia y el Padre Miguel me trajo fuera de mis pensamientos
Padre Miguel: Porqué te quedas callada? continua contando tu pecado.
Malena: Estoy tratando de encontrar las palabras para explicarlo.
Pasaron Nueve meses de haber terminado con mi primer novio, estaba cansada de relaciones con chiquillos que me pretendían en la Universidad y prefería estar sola además que con la carrera que acababa de comenzar no tenía tiempo para nada. Salía a divertirme solo algunos fines de semana.
Mis nuevas amigas también eran mayores que yo y me llevaban a fiestas y discotecas donde los hombres desnudaban mi cuerpo con sus miradas, pero nadie me atraía, eran muy viejos o muy jóvenes. Por mi cuerpo casi perfecto y bien desarrollado, nadie creía que no era mayor de edad.
Todavía no había cumplido los 18 y vivía con la hermana de mi Padre y ella solo me daba
permiso hasta antes de la medianoche los viernes. Las demás noches iba al cine con mi tía o nos quedábamos en casa, viendo televisión ella y yo estudiando para mis clases del día siguiente.
Cuando estaba en casa de noche a solas en mi cuarto, me gustaba ver películas de historias en las cuales las parejas terminaban haciendo el amor. Soñaba siendo poseída por los personajes de las películas que me gustaban y a veces tenía un orgasmo en mis sueños. Dormía con una pequeña almohada entre mis piernas y cuando despertaba, la almohadita estaba totalmente mojada.
Padre Miguel: ¿Cómo dormías?
Malena: Desnuda, hacía calor, porque la pregunta.
Padre Miguel: - Curiosidad. Continua.
Un viernes, era el cumpleaños de una amiga de la Universidad y lo celebramos en un Nightclub famoso. Mis dos amigas y yo nos sentíamos las más lindas de la fiesta atraíamos las miradas de todos los hombres, incluyendo los empleados del lugar. Las tres estábamos vestidas con vestidos minifalda y provocativo escote.
Vinieron a la reunión un grupo de hombres jóvenes y uno me causo la atención era alto, con cuerpo atlético. Cada vez que lo veía me estaba mirando y cuando me vio mirándolo me hizo sonrojar.
La fiesta continúo, estábamos sentadas en la barra conversando cuando el hombre que me
miraba tanto se nos acercó y me pidió bailar con él. Comenzamos a bailar, era guapísimo.
Me sentía desinhibida gracias al par de bebidas que mis amigas me hicieron tomar. Baile como nunca lo había hecho, él también era un gran bailarín. Se acercó a mí y me susurro al oído, que era lo más lindo que había visto en mucho tiempo. Escuchar esto y sentir su aliento en mi oreja, me comenzó a derretir. Me agarró de las manos y me hizo dar vueltas, yo me deje llevar y bailamos como si lo hubiéramos hecho antes. En una vuelta me resbalé y para no hacerme caer me sujeto por la espalda y termine apoyada en él. Parecía que mi cuerpo estaba dentro de él y pude sentir su calor, trate de pararme bien y al hacerlo mis nalgas rozaron su miembro pero tenía dudas porque parecía muy grande. Era demasiado excitante, hubiera querido quedarme ahí más tiempo, pero justo término la canción y me acompaño donde estaban mis amigas. Me preguntó mi nombre y el me dio el suyo, me invito a quedarme para ya tenía que irme. Me pidió mi número y se lo escribí en una servilleta, el me dio su tarjeta, me dio un beso en la mejilla y yo solo atine a decir adiós. Leí la tarjeta y se llamaba Carlos Andrés Montalvo y era abogado.
Se alejó y mis amigas vinieron corriendo hacia mí preguntándome todo. Me informaron que
Carlos Andrés era famoso por asistir a las discotecas, enamorar a chicas, porque le gustaba el desmadre y por su bien dotado miembro.
Amiga 1: Cuéntanos con lujo de detalles. ¿Has visto lo que tiene entre las piernas?
Malena : Me pidió mi número, lo que sentí en mis nalgas es inmenso, me dio miedo.
Amiga 2: Que tonta eres mujer, yo daría cualquier cosa por acostarme con él.
Pase el fin de semana pensando en él, esperando su llamada que nunca llego. El siguiente
viernes fuimos de nuevo a la misma discoteca y no lo vimos llegar. Me sacaron a bailar, pero me aburrí y me fui temprano a casa.
Paso otras dos semanas y no había llamada. , no pude aguantar más y lo llameé a su oficina. No estaba y le deje mi nombre y número. Sentía vergüenza por lo que estaba haciendo y me prometí a mí misma nunca más llamar.
Era jueves por la noche y sonó el teléfono, contestó y es el, mi ser se estremecía. Hablamos y me dijo que quiso llamarme pero perdió la servilleta con mi número pero que pensó mucho en mí porque le guste demasiado y que quería verme de nuevo. El viernes por la noche me recogió en su carro y me llevo a otra discoteca de moda.
Bailamos una canción movida y esta vez al darme la primera vuelta me jaló hacia él y me rozo las nalgas con su miembro, yo le respondí apoyándolas en él, sintiéndolo más caliente y más grande, me movía con sensualidad bailando con las manos encima de mis hombros. Se me acerco y respiro en el cuello, me hizo contornearme con sensualidad. Me tomó por la cintura y me besó casi a la fuerza. Yo nomas atinaba a abrir mi boca y sentir su lengua dentro, cuando me di cuenta yo misma lo estaba besando con lengua, nos besamos con pasión, nuestras lenguas hicieron el amor en ese momento.
Desde ahí ya era totalmente suya. Solo bailamos una canción y salimos de la discoteca, me dijo que me llevaría a comer y de ahí a su apartamento a acabar lo que habíamos comenzado. Yo solo asentía moviendo la cabeza. Quería estar con él pero me daba miedo y vergüenza pensar que sentiría el cuándo se dé cuenta de que era virgen también me preocupaba saber si yo iba a poder aguantar todo eso dentro mío.
Nos sentamos en el Restaurant juntos, yo no quise comer, mientras él comía con su mano
izquierda me acariciaba las piernas por debajo de la mesa, yo me estaba mojando, le bese la oreja y quise tocarlo pero me dio vergüenza, solo apoye mi cabeza en su pecho y cara, la
fragancia de su perfume me excitaba más todavía. Estaba temblando y me pregunto que me pasaba.
Le respondí que era virgen, tenía 17 y estaba nerviosa. Esas palabras hicieron que se le cayera la comida de la boca.
Carlos Andrés: ¿Virgen? Con ese cuerpo, menos de 18 imposible. Muéstrame tus documentos.
Al comprobar mi edad me dijo que no iríamos al apartamento, que quería iniciar un noviazgo serio y que seguiríamos saliendo sin sexo hasta yo tener 18 años. Como abogado él sabía que el tener sexo con una menor de edad era cárcel segura. Me cayó como un balde de agua helada.
Salimos del restaurante, en el coche yo estaba callada, frustrada, se dirigió hacia una colina del cual se veía la ciudad, apagó el carro y me llevo al asiento de atrás. . Me pidió que me abriera la blusa y sacara el brassiere , quería ver mis senos, cuando los vio se quedó con la boca abierta.
Me dijo que también me sacara la falda pero no el calzón. Nos besamos y me acaricio todo el cuerpo excepto mi parte intima………………..
Padre Miguel: ¿Por qué te quedas callada?
Malena: Me da vergüenza contarlo.
Padre Miguel: Desahógate para darte tu penitencia.
Malena: Se me pasó el enojo y de nuevo ya estaba entregada totalmente, me chupo una teta y me subió a las nubes de caliente. Le dije que quería ver su pene, quería tocarlo. Me dijo que no, que era muy peligroso, solo me permitió tocarlo por encima del pantalón, mi pequeña mano toco solo una parte de algo que parecía con vida. Sus fuertes manos casi bruscamente me tomaron por la cintura, me levantó e hizo que me sentara encima frente a él. Me besaba los pezones y utilizaba su lengua para acariciarlos, me agarraba las nalgas con las dos manos y yo estaba sentada exactamente encima de su miembro caliente. Le rogué que me haga suya, pero movió la cabeza negativamente. Le quite su camisa para sentir en mis senos el calor de su cuerpo, nuestras lenguas de nuevo estaban jugando juntas, el me apretaba y al mismo tiempo jalaba mis nalgas para raspar su pene y yo me movía intensamente, tratando de tocar con mi vagina cada parte de su ser. Me susurraba en la oreja que era linda y que lo estaba volviendo loco con mis movimientos, yo estaba entrando a un nivel de excitación que jamás había experimentado.
Me parecía que estaba teniendo múltiples orgasmos que no acababan, no quería dejar de
rozarme con eso que me estaba volviendo loca de placer. Sus jadeos me hicieron volver a la realidad, él estaba por llegar al clímax, me senté derecho y me moví sensualmente mientras el miraba con los ojos entreabiertos de lujuria como mis senos grandes se movían al compás de su placer. Se vino bulliciosamente tocándome los senos con fuerza. Los dos estábamos completamente mojados. Me llevo a casa y nos despedimos con un beso corto y rápido. Me bañé antes de dormir y después de mucho tiempo me quede dormida satisfecha. El llegar a un orgasmo en sueños o masturbándose no era nada comparado con el orgasmo de esa noche. Mi única interrogante era en cómo sería hacer el amor por completo. Solo faltaban dos meses para comprobarlo. Me dormí con un gesto de satisfacción en el rostro………..
Padre Miguel: Que paso después.
Malena: Continuamos haciendo lo mismo, al cine, a comer y al carro.
Padre Miguel: Que paso después de los dos meses.
“Malena”, “Malena” se escucha una voz en el templo, es la voz de la hermana buscándola, el Padre Miguel también se percata de ello.
Padre Miguel: Ven a terminar tu confesión mañana a las 4.
Malena: No sé si quiero confesar más.
Lee aquí los capítulos anteriores: Capítulo I
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Reviewed by Anónimo
on
agosto 02, 2016
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